Vol.3: Miau - Love of Lesbian
Según el modelo propuesto por la psiquiatra Elisabeth Kübler- Ross en su obra "On Death and Dying", las fases del duelo son cinco: la negación, la ira, la negociación, la depresión y la aceptación. Eso sí, cabe señalar que este modelo surgió tras el análisis de Kübler-Ross observando cómo reaccionaban los pacientes terminales ante el anuncio de su propia muerte, y que con el tiempo ha sido extrapolado a otros tipos de duelo, como la pérdida de un ser querido, o las rupturas de pareja.
El otro día comentaba con una amiga psicóloga clínica que, en psicología, cada vez se habla más de evitar las etiquetas. Y aunque en su momento, cuando mi expareja me dejó, no pude evitar consultar en San Google las fases del duelo, buscando un marco temporal que me dijera cuándo volvería a estar bien… pronto entendí que eso no funciona así. Al menos no para mí.
Así, después del shock inicial de la noticia, y sobre todo, de las formas, no hubo una fase de ira ni tampoco de negociación. Sí en cambio de depresión, pero antes de ella hubo una fase que no suele mencionarse y es la de la "aceptación forzada " que surge del máximo respeto por la decisión que ha tomado la otra parte. A fin de cuentas, por mucho que lo quisiera, nunca ha estado entre mis pretensiones que, cuando los sentimientos fallaran, alguien se quedara conmigo por rutina.
De esta manera, no hubo ni una conversación final, ni una despedida, ni petición de explicaciones. No hubo nada.
"¿Tiene sentimientos por otra persona y quiere estar con ella?, pues gracias por decírmelo y mucha suerte"- Pensé.
En esos días siguientes, aunque las fuerzas me fallaban y la cabeza a veces volaba sola, evité escuchar canciones tristes para no hundirme en el pozo de miseria que producen las rupturas de pareja. Una canción que me acompañó durante muchas semanas fue "Miau" de Love of Lesbian, del maravilloso disco titulado 1999.
Dice: "¿Cómo es mi vida sin ti? Pues, sin ti, sí que es vida. Libre por fin, ya sin ti, aleluya la mía. Yo solo hago frente a cualquier situación. Sin ti todo es fácil, sin ti no hay tensión.".
No miento si digo que abracé ese tema como un himno y, a medida de que los días se iban haciendo más largos y empezaba a llegar el buen tiempo con la consiguiente maniobra de enviar al destierro abrigos y anoraks, toda la letra de esa canción fue encajando perfectamente en cómo me iba sintiendo: "libre por fin", a veces con alivio y otras veces "al trantrán". Libre a mi manera, con ese punto de orgullo e independencia que tienen los gatos. Supongo que algo de gata tengo.
Y si pudiera dibujar como me sentía en los momentos de alivio, probablemente se parecería a esto: - Obra de la IA, porque el talento plástico me fue negado.
Y ya puesta a sincerarme, habida cuenta de las muchas "amigas" de las que me hablaba, algunas cuyo nombre menciona la canción, escuchar este tema implicaba mandarlas al carajo y darles las gracias a partes iguales, sin necesidad de decirlo en voz alta. Y eso, honestamente, me producía una satisfacción enorme.
Así que, si un día me ves caminando por la playa con las Converse, con cara de paz y un rabo invisible al viento, es que me puse en modo gata. Nunca he sido de sobrevivir a un "te dejo" llorando en bucle con Adele.
Os dejo el videoclip de este temazo, No incluye la canción completa (nadie sabe por qué), pero aún así mola muchísimo.
"Largo adiós, aquí Paz y después Gloria".
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