Vol. 4: El Bien - Viva Suecia
"No te creas lo que dicen los cantantes,
No hagas caso a la mitad de lo que ves,
La verdad es que nada es tan importante,
La verdad es que nada es tan importante"
Experiencias musicales Vol. 4: El Bien- Viva Suecia
A veces, el mensaje que el compositor quiere transmitir poco tiene que ver con la forma en que nosotros, desde nuestra experiencia, interpretamos una canción. Hay ocasiones en que el ritmo nos atrapa y no reparamos demasiado en las letras. Otras veces, inevitablemente las asociamos a vivencias personales, y ese contexto hace que apliquemos nuestro sesgo. Entonces, la canción deja de pertenecer a quien la escribió y pasa a ser nuestra. Emocionalmente hablando, claro.
Y tiene algo de magia que, aunque el autor no tuviera ni idea de que este tema acabaría en mis oídos, hoy forme parte de la banda sonora de mi vida. Me gusta pensarlo así.
En mi pueblo, cuando a alguien que no se dedica profesionalmente a la música le llaman "cantante", lo hacen como sinónimo de alguien que "habla barato", alguien cuyas palabras no tienen mucha credibilidad. A esos no les creemos nada… y de lo que muestran, solo nos creemos la mitad. A veces ni eso.
Pero qué quieres que te diga… yo, de lo que ven mis ojos, no suelo desconfiar. Aunque, claro, muchas veces me falte contexto.
¿Por qué he elegido esta canción? Pues porque ayer cumplí 40 años y durante todo el día me acompañó en la cabeza. Fácil. Al pie.
Cuánto vértigo da cambiar de prefijo, ¿eh? Parece que, al soplar las velas de los 40, te toca sumergirte automáticamente en esa especie de “crisis de la mediana edad”: hacer balance, cuestionarlo todo, asumir que, si todo va bien, ya llevamos consumida la mitad de nuestra vida.
Pues bien, a eso súmale: ser mujer, estar soltera y no tener churumbeles. Que parece que “ya debería haber tocado” hace años.
Honestamente, cuando me levanto por las mañanas no pienso en la edad que tengo. Tampoco si encajo o no en los estándares de lo socialmente admitido. Afortunadamente vivimos tiempos en los que, al menos quiero creerlo, nos hemos desenroscado un poco la boina. Y se empiezan a respetar todas las formas de estar en el mundo. A veces, bastante tenemos con sobrevivir un día más.
Claro, esto es así… hasta que te sientas en una mesa familiar, con gente que ves dos veces al año —con suerte— y te lanzan preguntas envenenadas sobre tu vida personal.
El año pasado, con 39, para ellos yo había “evolucionado” porque seguía con mi novio. Espérate a ver la reunión de principios de julio, cuando se enteren de que vuelvo a estar soltera. Me lo estoy viendo venir: “¿Y vas a quedarte sin hijos? Mujer, piénsatelo, no te vayas a arrepentir”, “la vida sola es muy triste”, “mira tu prima X, que ya va por el segundo”… Y podría seguir citando perlas de este estilo un buen rato.
Y claro, una intenta sonreír, poner cara de “todo bien”, asentir con educación y no dar demasiadas explicaciones. Mientras, pienso para mí: “Menuda cantante”. Que no canta, pero bien que mete la pata hablando de temas que ni le van ni le vienen. Y que, además, suelen ser delicados.
Pero como dice la canción, hay que tomar esos consejos con pinzas. “Al final, nada es tan importante”.
Y no te creas la mitad de lo que ves. Porque cuando estoy delante de ti, hay una mujer de 40 —que quizá no los aparenta (¿vanidad?)—, que con pareja o sin ella, con hijos o sin ellos, se procura cada día una existencia que al menos intenta hacerla feliz. Aunque no siempre lo consiga.
Como cierre: tuve una fiesta de cumpleaños inmejorable, rodeada de gente que suma y comparte mi día a día. Me sentí muy querida. Y eso, al final, es lo que importa.
Aquí os dejo el temazo de Viva Suecia. Que lo disfrutéis como lo disfruto yo.
Si te has quedado con ganas de más...
👉 Vol 5. Viento de cara - Supersubmarina
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